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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
domingo, 11 de octubre de 2009
Anónimo, sólo cuando no hay tiempo
Los últimos tres años trabajé en un periódico cuyo éxito dependía de la equilibrada combinación de nota roja, denuncia ciudadana y un par de tetas suculentas en la página central.
Con devoción edité cada portada, 16 caracteres debidamente colocados para aumentar las ventas y competir con publicaciones más serias. Y cosas por el estilo. Me devané los sesos para no repetir los encabezados durante los 107 días más violentos que me hayan tocado vivir en Tijuana.
En una ciudad como esta donde se le da más importancia a los grandes operativos policiacos, a las disparatadas líneas de investigación criminal, a las declaraciones de nuestras falstaffianas autoridades de seguridad pública, la víctima del delito común no tiene cabida, ese lugar de lujo en los rezos del Arzobispo, está reservado a los magnates secuestrables a los que pueden pagar una portada trágica con lágrima a cuadro. Sin embargo, en más de una ocasión estos eventos escasearon y tuve que echar mano de los “malandros” locales o las víctimas de robo y violencia domestica para llenar con 180 palabras las páginas de las breves policiacas, sacarlos del anonimato.
Cuando había oportunidad recorría el lugar del crimen, con un poco de suerte podría encontrar a varios testigos señalándome con santo y seña la forma en la que ocurrió todo. De pronto esas 180 palabras se convertían en un dossier con todo y biografía del delincuente en turno. Esto llevaba horas, incluso días, pero no importaba, para mi había tiempo de sobra. Incluso le robaba horas a mi descanso.
Antes del otoño de 2008, cada uno de los muertos que "ilustraban" mi primera plana tenían nombre y apellido, aún cuando no tuvieran ID y las indagatorias de los peritos los remitieran a una pila de casos sin resolver, me gustaba inventarles una vida, hacer un breve repaso por lo que hubiera sido su última jornada. ¿Habrán sabido que ese día no volverían sanos y salvos a casa?
Evidentemente este vulgar ejercicio de subjetividad obedecía a un profundo y doloroso sentimiento de culpabilidad, por una parte era mi chamba y adoraba hacerlo, pero por otra, maquilar notas de ejecutados y torturados casi de forma industrial inquietaba mis breves horas de sueño. Pero ya no.
La cantidad de asesinados y delincuentes comunes se disparó exponencialmente. Tratar de recabar historias no solo se convirtió en una tarea difícil de ejecutar, sino peligrosa, cualquier pregunta sobre lo sucedido levantaba sospechas aun entre el vecino más confiado. Dejé de buscarle tres pies al gato, y cuando la cifra de muertos llegó a 600 de plano me di por vencida. De ahí pa´l real, todos los sustantivos de la nota roja fueron sustituidos por el impersonal anonimato y desde entonces, aunque no lo crean duermo mejor.
Con devoción edité cada portada, 16 caracteres debidamente colocados para aumentar las ventas y competir con publicaciones más serias. Y cosas por el estilo. Me devané los sesos para no repetir los encabezados durante los 107 días más violentos que me hayan tocado vivir en Tijuana.
En una ciudad como esta donde se le da más importancia a los grandes operativos policiacos, a las disparatadas líneas de investigación criminal, a las declaraciones de nuestras falstaffianas autoridades de seguridad pública, la víctima del delito común no tiene cabida, ese lugar de lujo en los rezos del Arzobispo, está reservado a los magnates secuestrables a los que pueden pagar una portada trágica con lágrima a cuadro. Sin embargo, en más de una ocasión estos eventos escasearon y tuve que echar mano de los “malandros” locales o las víctimas de robo y violencia domestica para llenar con 180 palabras las páginas de las breves policiacas, sacarlos del anonimato.
Cuando había oportunidad recorría el lugar del crimen, con un poco de suerte podría encontrar a varios testigos señalándome con santo y seña la forma en la que ocurrió todo. De pronto esas 180 palabras se convertían en un dossier con todo y biografía del delincuente en turno. Esto llevaba horas, incluso días, pero no importaba, para mi había tiempo de sobra. Incluso le robaba horas a mi descanso.
Antes del otoño de 2008, cada uno de los muertos que "ilustraban" mi primera plana tenían nombre y apellido, aún cuando no tuvieran ID y las indagatorias de los peritos los remitieran a una pila de casos sin resolver, me gustaba inventarles una vida, hacer un breve repaso por lo que hubiera sido su última jornada. ¿Habrán sabido que ese día no volverían sanos y salvos a casa?
Evidentemente este vulgar ejercicio de subjetividad obedecía a un profundo y doloroso sentimiento de culpabilidad, por una parte era mi chamba y adoraba hacerlo, pero por otra, maquilar notas de ejecutados y torturados casi de forma industrial inquietaba mis breves horas de sueño. Pero ya no.
La cantidad de asesinados y delincuentes comunes se disparó exponencialmente. Tratar de recabar historias no solo se convirtió en una tarea difícil de ejecutar, sino peligrosa, cualquier pregunta sobre lo sucedido levantaba sospechas aun entre el vecino más confiado. Dejé de buscarle tres pies al gato, y cuando la cifra de muertos llegó a 600 de plano me di por vencida. De ahí pa´l real, todos los sustantivos de la nota roja fueron sustituidos por el impersonal anonimato y desde entonces, aunque no lo crean duermo mejor.
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Nuestros bloggers no los selecciona el azar, ni un dedo en el cielo, ni un niño de la lotería nacional; nosotros los seleccionamos de acuerdo a su peculiaridad y estilo de escribir. Recolectivo no es un blog abierto a cualquiera pero tendremos invitados.
A continuación nuestra lista de colaboradores:
Srta. Pelo Irritante adolescente con complejo de Peter Pan. De calvita sexy y gracioso caminar. Aspirante a mimo. Ha usado el mismo par de zapatos en los últimos 7 años y sólo se baña los domingos .Dicen que es rara: lo es.
Freddymatico Zimmerman. Blogger de orejas perfectas y patillas de taquero. Sarcástico engreído de comentarios corrosivos. Egocentrico jactancioso con pretenciones de macho-alfa, de piel sensible y todo poderoso. En constante contacto con su lado femenino.
Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
6 comentarios:
Mis respetos.
Por el texto y tu trabajo.
Clap . Clap.
No mames que miedo...
el primer parrafo me recordo mucho como son los periodicos que mas venden aca en el DF: fotos de descabezados en la portada y de viejas buenisimas en la contraportada.
saludos
Todo mi respeto por tu trabajo. Excelente artículo; refrescante saber que aún en el medio amarillista existen periodistas que actúan por amor al arte. En La Matrix, si no trabajas y no aguantas vara, no comes... aunque eso implique dormir con el enemigo en ocasiones.
Saludos.
No me gustó el tema pero me encantó tu post. Que bueno que encontraste un pseudo equilibrio entre tanta locura.
Tu post, me recordó la situación que vive mi país hacerca de la inseguridad, siempre son anónimos los muertos que pasan a ser parte de las frías estadísticas.
Lo que pasa es que no todos los malandros tienen jefe de prensa y asesor en medios. Un malandro mediático sabe que decapitado merece más espacio que un encobijado, que si eres edecan o funcionario aún puedes aspirar a la portada, pero un manguerilla sinaloense difícIlmente superará los tres párrafos. DSB
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